Si de la previa estamos hablando, sin duda Caballito se llevaba los honores. El conjunto del “Polaco” Calderón venía en alza luego de la victoria en La Boca y lideraba la tabla junto a Pinocho. En contratara, Kimberley había perdido tres de los cuatro partidos hasta el momento y sólo rescataba un punto en la tabla de posiciones. A esto se le sumaba la no presencia de la joyita de los visitantes, Santiago Basile.
El primer tiempo de esa tarde-noche lluviosa en la cancha de América fue volcado definitivamente hacia el arco visitante. A los 7 minutos fue Lucas Manfra, que luego de una ley de ventaja bien sancionada por Dardo Viñas rompe el cero y pone en ventaja a Caballito.
Un minuto después, Kimberley descuenta gracias a una”avivada” del “Pipa” Ruscica. Hasta el momento el partido era parejo. Caballito tenía el control del balón, con posesión de pelota en pies de Vilchez, Aostri y Gimene, que manejaban las riendas sin pasar sobresaltos.
El empate pareció despertar a los locales, que, en un sin fin de llegadas, dejaron temblando los caños del arco rival. En primera ocasión, dos derechazos del arquero Juan Bottinelli, después un tiro de Romeu y finalmente una “carambola” de Gimenez que con un poco de suerte, la pelota se la adueña Guido Mosenson para tranquilidad de Kimberley.
La suerte no pareció estar del lado de Caballito en ese primer tiempo. Tampoco pareció llegar en el complemento. Ni la habilidad de Vilchez, ni el empuje de Romeu, ni la experiencia de Gustavo Barbona (con cariño) quebraron la defensa bien parada de Kimberley. Un sin fin de llegadas del verde no penetraron vaya rival y así finalizó el encuentro.
Un 1 a 1 que deja con sabor a derrota a los, hasta antes de empezada la fecha, punteros del torneo. A la visita le sirve para de a poco ir saliendo de la zona baja de la tabla. Aunque estos, tengan la cabeza puesta en la competición sudamericana no deben descuidar el torneo local y estos puntos son muy valiosos.
Si de juego de habla Caballito parece seguir un rumbo por el cual se mantiene y nos hace ilusionar. Si a la garra de siempre, le sumamos las innumerables ocaciones de gol, más una buena rotación y los pocos goles en contra, estamos hablando de una campaña que puede dar que hablar.
Lejos queda ese Caballito del año pasado. Que, más que un equipo, parecía un grupo de amigos que se juntaba a jugar a la pelota. Hoy en día se superó esto, hay una identidad, y por supuesto, una meta, un objetivo.
Lo que se viene es Independiente nuevamente de local en América del Sud.
Fuente: Ivo Maugeri
