Mariana Blanco: “Mi deseo es que todas las chicas puedan jugar al fútbol”
La entrenadora de Atlanta recordó su paso como jugadora, y realizó una radiografía del fútbol femenino, siendo crítica sobre las falencias que existen.
Sin dudas es una mujer apasionada por el fútbol. Pero no sólo que lo practicó y ahora lo enseña, sino que aspira con su trabajo poder ubicar al fútbol femenino en un lugar mejor y no se guarda nada de lo que piensa. Aunque a muchos no les agrade.
Mariana Laura Blanco, nació el 22 de diciembre de 1976, en el barrio de San Telmo, Capital Federal. De pequeña, junto a su hermano y vecinos se divertía pateando en alguna plaza. También en el patio de la casa, rememora que su hermano, aprovechando que era más grande, la ubicaba en el arco y jugaba “al tiro al blanco”, por lo que aprendió a gambetear para poder enfrentarlo. Había un problema: a su mamá no le agradaba la idea de ver a una nena jugando al fútbol, algo raro para la época.
¿Cuándo se inicia tu trayectoria de futbolista?
Recién a los 19 años leí un folleto en la calle y fui a una escuelita de fútbol femenino en cancha de cinco que tenía Christian Lovrincevich. Para mí, el mejor técnico de fútbol femenino. El me llevó a jugar en cancha de once en el que fue mi primer club, All Boys. Luego pasé a Independiente, donde jugué tres años. Hasta que en el año 2002 llegué a River, después de pasar una prueba, quedé en el plantel y formé parte del equipo. Al finalizar en River, quise cerrar mi carrera en el club del cual soy hincha, por eso finalicé en San Lorenzo.
¿Alguna anécdota?
Tengo muchas anécdotas, pero hoy siendo directora técnica jamás permitiría que una jugadora mía haga lo que te voy a contar: yo estaba en mi primer club, All boys, y nos tocaba enfrentar a River, era el partido mas esperado no sólo por lo que significa tal rival, sino también por la calidad de jugadoras que tenían: Liliana Baca, Julia Achával, y muchas mas, casi todas formaban parte de la selección. Justo ese día me levante con cuarenta de fiebre y estaba con bronquitis, así que tosí todo el partido. Ya en el segundo tiempo, el técnico me sacó de la cancha y al salir patee el bidón de agua, mojé a todo el mundo de la bronca, y como me mandaron al vestuario de la cancha auxiliar de River, fui pateando y rompiendo todo lo que encontraba en el camino. Tuvieron que venir a ver que pasaba ya que el ruido era insoportable, hasta que llegó mi mamá, me habló y así fue como dejé de romper todo. Hoy me acuerdo y me da mucha vergüenza (risas).
Y luego, decidiste ser entrenadora…
Cuando termine de jugar, empecé a estudiar en la escuela de técnicos (ATFA), principalmente, para tratar de cambiar muchas cosas que no me gustaban. Siempre creí, y sigo creyendo, que de la única manera que se pueden cambiar las cosas es perteneciendo, y eso hice, seguí la carrera hasta que me recibí con el título de: Técnica Nacional de Futsal. Mi primera experiencia fue en Argentinos Juniors, como ayudante técnico en Primera y Tercera división de futsal femenino. Llegué a Atlanta y fui técnica y jugadora, ya que además de tener un plantel a cargo, jugaba pero solamente para la Primera división. En el año 2008, el club Estrella de Maldonado me abrió las puertas y formé equipos para seguir participando en el torneo de AFA.
Blanco tuvo su paso por Italia, en el ISEF –una universidad –, como intercambio cultural y deportivo. Esta experiencia la consideró positiva para su crecimiento. Volvió a Atlanta, y en el 2010 logró salir campeona con la Tercera división. Actualmente, dirige a la Primera división – las bohemias no presenta ahora categoría menor –.
¿Cómo es la relación con tus colegas varones?
Por suerte es excelente, aunque es muy difícil demostrarles que además de ser mujer, sabes de fútbol y sobre todo de cómo se entrena. Entonces, es así como no te dan lugar, no te tienen en cuenta y ni les interesa lo que podes llegar a aportar. Es muy difícil que te escuchen y es casi imposible poder pertenecer a la AFA. A pesar de todo lo malo, siempre estoy dispuesta a escucharlos para yo poder decir lo que me parece y así seguir aprendiendo día a día.
¿Te sentís cuidada o mirada con recelo?
Sinceramente, las dos cosas. En general la gente te cuida, te respeta y alienta, siempre y cuando no molestes. Muchos ven raro el hecho de ser directora técnica, y a medida que van conociendo el esfuerzo que haces, te dan fuerzas y te felicitan. Pero, cuando hay que decir qué se hace y que no con el fútbol femenino, comienzan a criticarte o ver cómo te pueden sacar del medio. Los directivos hacen muy poco por el fútbol femenino, ya sea futsal como Once, les molesta que vos opines, des ideas o simplemente quieras ayudar para que la actividad crezca. Cada día cuesta más, pero sigo para adelante, hago lo que puedo y voy a seguir insistiendo hasta que cada nena tenga una escuelita para poder jugar en su barrio.
Blanco trabaja para el Gobierno de la Ciudad: es jefa del área contable en una repartición de espacios verdes. Además, está cursando el profesorado de educación física.
¿Para qué está Atlanta en este torneo?
Las chicas están para pelear el primer puesto del torneo de AFA. Son un grupo humano excelente y muy buenas profesionales. Eso hace que el trabajo sea mucho más fácil y que el éxito venga acompañado de esas ganas de aprender que tienen las chicas.
¿Cómo ves al fútbol femenino en cuanto nivel, apoyo y difusión?
De todo falta mucho, y lo que más falta es compromiso de los clubes y principalmente de la AFA, que es la entidad que debería regularlos. Digo de la AFA porque es totalmente indignante escuchar a los dirigentes que manejan este deporte de que la mujer no puede jugar al fútbol. A pesar de que las denigran, las chicas siguen entrenando, estando cada vez que hay que defender la camiseta y eso es lo que vale. Nadie les da nada por ir a la selección, van porque aman la bandera Argentina y porque es un orgullo para ellas pertenecer. Es muy triste saber que en plena competencia los directivos tiran abajo la autoestima de las jugadoras. Actualmente, se está disputando el sudamericano en Venezuela y tengo la suerte de tener tres jugadoras en ese plantel, que a pesar del poco entrenamiento en equipo que hubo en la Selección, están dejando todo en la cancha. A veces creo que el fútbol femenino sigue vigente por el amor. El amor de los clubes, de los entrenadores y principalmente de las jugadoras.
¿Qué deseos esperas concretar con el fútbol femenino?
Mi deseo es que todas las chicas puedan jugar al fútbol. Es muy simple decirlo, pero de ahí a que se pueda llegar a hacer, va a haber que esperar mucho, lamentablemente. Sigue habiendo mucho prejuicio y también discriminación. Es por eso que se debería empezar con la actividad desde los colegios, como un deporte más, y que todos los clubes tengan su escuelita. Hoy seguimos escuchando, viendo y leyendo que el fútbol es un deporte de hombre y si lo practicas sos “mari macho” o lesbiana. Cuando en muchos países el fútbol comenzó siendo un deporte de mujeres. Es una actividad súper popular y creo que todos tienen que tener derecho a poder jugar.
¿Aspiras a tener tu propia escuelita?
Es mi sueño más que un proyecto. Pero bueno, los espacios para realizarla no existen en Atlanta, pero seguramente el año que viene será mi prioridad ya que es más importante trabajar en escuelita que con las chicas que ya están en la actividad. No por nada en particular, simplemente para que desde chiquitas puedas enseñarle la táctica, la técnica y la estrategia del futsal. Estoy convencida que es un deporte mas, principalmente muy integrador y creador de talentos y buenas personas, que es lo fundamental para poder seguir con un proyecto.
Para cerrar, ¿qué significa el fútbol en tu vida?
El fútbol es todo. Amo enseñar y poder trasmitir todo lo que yo se, y lo que voy aprendiendo día a día de las personas que me ayudan siempre, como Marcelo “Bambino” Lombardini, que para mi es el mejor preparador físico que hay en la actualidad; desde el primer día en la escuela de técnicos nunca hizo diferencias y siempre está dando una mano con el futsal femenino. Además, me brindó la posibilidad de poder conocer a los directores técnicos de mi club, y a los directivos como Brunetti, que me abrió las puertas de Atlanta.
Maximiliano Marasso
(12-10-2011)
